Sobre los momentos poéticos y la lectura de poesía.
Por Elisa Boland
Hace veinte años visité Japón para conocer la Biblioteca Infantil Internacional, próxima a
inaugurarse en Tokio. Una vez en el país, tuve un panorama más completo sobre su cultura
para la infancia. Desde entonces, guardo un profundo agradecimiento por ese país y por la
hospitalidad que me brindaron junto a otras colegas latinoamericanas. Con ese viaje se abrió
una puerta inesperada para descubrir un mundo desconocido por mí hasta entonces. Poco
después supe del director de animación Hayao Miyasaki y me cautivó. A través de él siento
que puedo agradecer al país que me recibió entonces y homenajearlo. Es como volver una y
otra vez a Japón.
Al entrar en el universo Miyasaki con Mi vecino Totoro, el interés se despertó decididamente.
Vi todas las películas, donde fuera director y autor a la vez, o autor del guión, su cualidad de
autor despertaba mi interés principal. Luego consulté textos, libros e internet, sobre su vida y
obra que dieron un poco de orden a mi información. Me ocupé de rastrear inspiraciones
literarias de sus largometrajes, donde encontré numerosas fuentes, tanto de la literatura
oriental como occidental, y de la destinada a los adultos como de la literatura para niños.
Sin duda, hay en su cine una “escritura personal”, un estilo Miyasaki que lo distingue porque
rompe con los mecanismos narrativos clásicos o esperables en el cine de animación para niños.
Varias de sus películas me hechizaron, pero como dije antes, Mi vecino Totoro, de 1988, muy
especialmente.
Desde que lo descubrí, no dejé de tomar apuntes y de indagar en el universo Miyasaki. Así
transcurrió el tiempo hasta hoy.
El contacto con su obra ha sido inspirador para el trabajo docente, pero también para
búsquedas personales que muchas veces no tienen un destino marcado de antemano. Dar
vueltas alrededor de un tema o un autor nos lleva en ocasiones a desentrañar o poner
palabras a lo que buscamos saber, sea del orden que sea.
Por otra parte, la especialización en una materia, en mi caso la literatura infantil, tiene
limitaciones y abrir el juego a otras disciplinas del arte puede ser un buen recurso para ampliar respuestas.
En 2014, cuando todavía trabajaba en la docencia, preparé un material escrito para los
alumnos de entonces, pero no como lectura obligatoria, sino para comentar en las clases,
cuando el tema fue la lectura de poesía. Cómo entrar en poesía, a través de información
teórica y algunos elementos de análisis y a la vez, apropiarnos del instante poético.
Pensándonos como lectores adultos pero teniendo en cuenta cómo elegir textos para leer con los chicos. Compartir la lectura, comprender sin explicaciones pero también con la necesidad de encontrar palabras para nombrar lo que puede ser inasible y refulgente a la vez, como la poesía, porque abre nuevos recorridos a la emoción y al pensamiento.
De allí surgió el título que conservé para estas anotaciones: “La lluvia cae en la parada del
autobús”. Se trata de unas líneas de la canción final de la película Mi vecino Totoro, que alude
a una escena sobre la que me detuve. Dicha escena dura alrededor de cuatro minutos. Cuando la vi supe que estaba frente a lo poético. Me parece que lo que esta imagen animada provoca se puede hallar en la lectura de poesía. Esa emoción y algunas reflexiones dieron forma al trabajo que compartí con los alumnos y ahora retomo.
Para ubicarnos en la película, “Mi vecino Totoro” transcurre en una zona rural del Japón a
mediados del siglo XX, después de la guerra, en una etapa aún de recuperación.
Como espectadores observamos la vida cotidiana de una familia, padre y dos niñas, Mei y
Satsuki, que acaban de mudarse al campo. Nos enteramos de que la mamá está internada en un hospital cercano. Comienza con la alegre instalación de los tres en la nueva casa y prosigue con el descubrimiento del entorno, de la naturaleza, de los nuevos vecinos. Luego vendrá el descubrimiento de Totoro, la criatura que vive bajo el alcanforero gigante, un árbol sagrado vecino a la casa. Totoro, en realidad, son tres: el Totoro pequeño, el mediano y el grande. Pero cuando hablamos de "Totoro", nos referimos al mayor. Totoro, que traba amistad con las niñas y se hace visible sólo para ellas, es una especie de animal de fantasía de los cuentos japoneses. Diríamos que es un espíritu del bosque y no merece mayor definición, ya que a los chicos no les preocupa demasiado saberlo, para los pequeños espectadores es Totoro, no más.
Es una película lenta, con silencios, muy diferente a las convenciones de la animación actual (Disney, Pixar), sin embargo, no es aburrida y los chicos la disfrutan especialmente.
Tiene momentos mágicos que los chicos recuerdan y recrean luego en sus juegos, tuve oportunidad de observarlo en reiteradas ocasiones.
Los silencios de Mi vecino Totoro parecen literarios y, como un texto poético, cada escena silenciosa despliega varios sentidos. Por eso me pareció un ejemplo de instante poético y un punto de partida para trasladar esa experiencia a la lectura de poesía. Indudablemente, habrá que buscar textos con esa misma densidad poética para entablar un paralelo.
Hay un trabajo del autor muy logrado con los detalles y las sensaciones que se vuelve palpable para el espectador, como por ejemplo, las manifestaciones del viento y de la lluvia, tan presentes en las películas de Miyasaki.
Si bien se trata de una obra modesta en lo formal, con las limitaciones propias de los métodos tradicionales, la animación es muy expresiva para la época (1988), y al mismo tiempo muy cuidada. Es una película simple que cuenta una historia con dedicación y sutilezas. Es una película de viajes, de traslados en el espacio real y entre los mundos visible e invisible. Diríamos una película de pasajes suaves, sin oscuridad.
Volviendo a la escena en cuestión: Mei y Satsuki esperan a su papá en la parada del autobús. Las niñas lo han ido a buscar porque llueve intensamente y descubren que su papá ha olvidado el paraguas cuando salió de la casa. En ese instante de silencio y espera aparece Totoro. Ahí lo descubre Satsuki , la mayor de las hermanas, ya que Mei lo había encontrado antes en el bosque.
Me di cuenta de que ése era un momento poético: en el relato hay silencio, hay imágenes muy poderosas que muestran lo visible, pero permiten entrever lo que sucede a los personajes; hay brevedad, condensación; emociones, y todo eso conmueve, sin distinción, tanto a niños como a adultos. Esas imágenes conducen al espectador hacia una dimensión mágica, que no podríamos describir con palabras. Sin embargo ese instante de máxima economía se vuelve inolvidable. Instante es también una palabra ligada al universo poético, ya que la poesía ocurre en el instante.
Los espectadores más pequeños -entre dos y cuatro años- no siempre pueden mantenerse atentos a lo largo de toda la película, sin embargo cuando llegan escenas tan poéticas y reveladoras como la que acabo de citar, se vuelven hacia la pantalla esperando gozosamente que ocurra lo que ya conocen. Es frecuente que en esa etapa vean una y otra vez la misma película, como cuando piden la lectura del mismo cuento. Me pregunto, qué pasará por la imaginación de estos pequeños espectadores que pueden permanecer interesados durante gran parte de la proyección, en calma, sin obligación, observando algo que les importa y corresponde a un orden distinto del que a menudo se les ofrece. Atentos a algo que está ocurriendo y no son acciones, ni movimientos rápidos, ni ruidos, ni monstruos espeluznantes, ni vértigo…
Solo hay dos niñas, Mei y Satsuki bajo la lluvia, refugiadas con un paraguas insuficiente, esperando al papá que se demora y la más pequeña se queda dormida. Con la demora y el silencio llega Totoro y lo poético tiene su oportunidad. El espíritu del bosque se coloca al lado de las niñas, una hoja le cubre apenas la enorme cabeza, y las gotas de lluvia resbalan por su cara. Él las acompaña en ese momento de cierto desamparo.
No es que se elimine la historia que se está contando sino que “se mitiga” ese relato, por ejemplo, a través de debilitar los nexos causales, o imprimirle morosidad al ritmo temporal. Así como un uso del silencio que irrumpe y se demora, corriendo por un momento la narración, para dar lugar a la dimensión poética.
Sobre el concepto "Ma, un giro más en la búsqueda
No sólo la teoría literaria aplicada al cine puede asistirnos para comprender la dimensión poética de su obra, sino también aspectos de la filosofía y la cultura japonesas como el concepto Ma. Ese concepto Ma me abrió la posibilidad de afirmarme en las notas que iba tomando.
Encontré por internet (En la jungla. 5 de enero de 2016) la mención de una conferencia del crítico de cine Roger Ebert, quien citaba justamente la misma escena tan inspiradora para mí.
Entre el público asistente se encontraba el propio Miyasaki. Ebert en su exposición elogió el sentido de pausa en las películas del autor.
A lo que el director contestó: “tenemos una palabra en japonés para definir eso, ´Ma´”. Parece que para explicarlo mejor Miyazaki reprodujo el gesto de aplaudir, lentamente y agregó: “el espacio entre cada palmada es “Ma”. Si tienes acción sin parar, sin tiempo para respirar, no consigues más que un lío. Pero si haces una pausa, la tensión que creas va tomando una nueva dimensión. Situar estas escenas en mis películas me produce una enorme alegría” -aseguraba Miyazaki- y agregó “su significado no puede expresarse con palabras, sólo con imágenes. Es lo que las películas deben hacer”.
Investigué sobre el concepto “Ma” para establecer esa conexión que empezaba a observar en el cine de Miyasaki en relación a los momentos poéticos, momentos o estados que no sólo se expresan con la escritura. Aunque con el concepto “Ma” buscaba iluminar la escena de la película y su carga poética, me pareció interesante el concepto en sí mismo y cómo se puede observar en otras artes o disciplinas o en la vida.
Abro un paréntesis a lo que venía exponiendo para ampliar el concepto porque me parece interesante. Según el diccionario de japonés antiguo, Ma originalmente significa “espacio entre cosas que existen una cerca de la otra; es el intersticio entre ellas (…) En un contexto temporal es el tiempo o la pausa que ocurre entre un fenómeno y otro”. Literalmente “Ma” significa “entre”. Existe “Ma” entre personas, entre momentos y entre espacios. Para un Japonés “Ma” es un concepto corriente, sin embargo, para un occidental no existe ningún término que lo identifique completamente, tan sólo podemos dar rodeos hacia su significado.
Ma podría traducirse como pausa, espacio, abertura o intervalo. No es simplemente un vacío o la ausencia de contenido sino que se trata de un espacio consciente, una respiración que permite poner en valor las otras partes de la obra o incluso crear nuevos significados. Según la filosofía japonesa, ese espacio estaría lleno de energía, y podría inducir un estado contemplativo en el cual es posible apreciar la expansión del espacio y del tiempo. (La tensión del vacío).
La palabra japonesa Ma ( 間 ) se traduce como “brecha”, “espacio”, “pausa”, un intervalo de tiempo y espacio. Este ideograma está conformado por la asociación de dos caracteres, “puerta o portal” (門) y “sol” (日) y se interpretaría como “la visión del sol que se filtra a través del intersticio de una puerta”.
El espacio y el tiempo en Japón están omnipresentes y mutuamente se responden. Al concepto de Ma (intervalo) se podrían sumar los de Ku (vacío) y Oku (profundidad), principios que involucran relaciones muy complejas entre el mundo visible e invisible.
Esas formas del espacio Ma que relacionan el interior y el exterior, lo urbano y lo rural, el campo y la ciudad, lo cerrado y lo abierto, y agregaría, lo visible y lo invisible y el tránsito a otro mundo, tales como los portales que vemos o percibimos en Mi vecino Totoro y en general, en el cine de Miyasaki, creo que se corresponden. Por ejemplo, la mudanza de la ciudad a la casa abandonada en el campo; el pasaje de Mei para llegar al centro del bosque donde vive Totoro; los duendes del polvo; el interior de la casa y el jardín, y por supuesto, el mundo visible frente al de Totoro bajo la lluvia y la llegada del Gatobus. Recordemos que Totoro sube al “transporte gato” y se aleja del lugar poniendo fin a la situación mágica y dando continuidad al relato.
El lenguaje cinematográfico se constituye en su duración, en su fluir pero Miyasaki logra la relevancia en el instante, en cada instante y con cada detalle hace poesía y, a la vez, narra. Podríamos destacar que no hay rupturas en Miyasaki, y que tal vez su transgresión sea la de tomarse el tiempo de contar poéticamente sin apuros, sin velocidad exagerada lo que quiere contar.
Cierro el texto con una cita del libro de Jordi Costa y dejo para futuras notas temas planteados para desarrollar (rasgos del cine de Miyasaki, cada película en particular). “El gran logro de la película está en la sensibilidad del director para capturar la magia de lo minúsculo: la caída de las primeras gotas de agua en una tormenta o el fugaz reposo de una libélula sobre una sandalia perdida, entre otras epifanías.”
Notas
Totoro es una especie de animal de fantasía, mezcla de perro, mapache, oso. Parecido al Tanuki o perro mapache japonés al que las historias populares le atribuyen poderes mágicos.
La explicación fonética del nombre la encontramos en blogs especializados como Hola Nihon y Buzz News Plus . “Totoro” vendría de la pronunciación japonesa de la palabra “troll”, que sonaría “torooru”. Pero la pequeña Mei, protagonista de la cinta, lo pronuncia “totoro”.
Hay cercanía entre un troll y Totoro y se puede encontrar en los créditos. Satsuki, la hermana de Mei, menciona que se inspiraron en un cuento de hadas para ponerle nombre. En una de las ilustraciones que cierran la película, las dos hermanas leen en la cama con su madre un cuento que muestra en la portada a una cabra cruzando un puente. Se trata de un relato tradicional noruego en el que tres cabras intentan cruzar un puente bajo el cual vive un troll que amenaza con comérselas, pero terminan siendo más listas que él. Y en la contraportada podemos ver al propio Totoro.
Gatobús o el transporte gato en el que viaja Totoro: como en otras culturas, también en el folklore japonés, los gatos son criaturas mágicas, existe un personaje llamado bakeneko (gato monstruo) que es un gato con habilidades sobrenaturales, con capacidad para cambiar de forma a voluntad y ser intermediario con el mundo de los espíritus. En los cuentos japoneses suelen hacerse pasar por personas, pero a Miyasaki en este caso le gustó jugar con la idea del móvil gatuno y con otro felino
mágico de la literatura, el sonriente gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas.
Nota especial: Cuando los chicos nos miran
Como
dije en la introducción, fui invitada por la Biblioteca Nacional de la Dieta y
la Fundación Japón, para conocer la Biblioteca
Infantil Internacional de Tokyo, en noviembre de 1999. La Biblioteca se
inauguraría el 5 de mayo del 2000. Durante la estadía en Japón, visitamos
bibliotecas para niños, públicas y privadas, y
también, se realizó una visita a
la Escuela Primaria Keimei, donde la bibliotecaria trabajaba junto
a la maestra de aula. El personal de la escuela y los niños nos dieron una
cálida bienvenida. Fue muy conmovedor compartir esos momentos con ellos y los
recuerdo con inmenso cariño.
De
ese encuentro, son los textos de los niños del 5to.curso, que reproduzco a
continuación. Agradezco a la Directora de la Escuela Rie Kurashige y a su equipo, por la hospitalidad y el envío
de los testimonios de los chicos, traducidos al español por Fumie Ishida, de lo
que ellos llamaron “la fiesta del intercambio”.
Hoy, lo más encantador de todo con
las visitantes de México, Venezuela y Argentina, fue la hora del almuerzo.
Todas ellas estaban comiendo con
cara sonriente y por eso yo también comí sonriendo.
Mientras el almuerzo, hicimos
adivinanzas. Todas conocieron muy bien sobre Japón, y yo me sorprendí.
Yo estuve nervioso por ser la primera
vez que viera a las personas latinoamericanas, pero, poco a poco aflojó la
tensión y finalmente sentí muy alegre.
Yo quería conversar más y más. Pero
ya era la hora de regresar.
Yo quisiera visitar una vez
latinoamérica y otros varios países.
Yo sentí: aunque no entendimos la
lengua, nos entendimos con el corazón.
Keita
Matsui
Hoy, vinieron la mejicana,
venezolana y argentina a nuestro colegio Keimei.
Como era la primera fiesta de
intercambio, yo sentí que el corazón me latía con fuerza, pensando cómo son
ellas.
La Directora de la escuela dijo ‘Ya
vienen dentro de 2 o 3 minutos’. Y yo sentí más nerviosa.
Dentro de pocos minutos llegaron 3
damas.
En el almuerzo, Elisa, que se
sentaba al lado de mí, me pidió
enseñarle el manejamiento de los palillos. Le enseñé pero no pudo
manejar bien, pero, pudo tomar un poco de comida.
Después, me mostró las fotos de la
ciudad de Argentina y las tarjetas postales.
En la hora de canción, ella estaba
cantando tomando el ritmo. Y cuando se terminó, me dio una palmadita, muy
alegremente.
Todas estaban muy contentas y yo
sentí feliz. (...)
Ayaka
Imai
Cerramos
con el último renglón escrito por Keisuke
Kawahira:
Yo sentí: aunque sean extranjeros,
podemos ser íntimos amigos.
Totoro Bibliografía de consulta
Costa, Jordi. Películas clave del
cine de animación. Prólogo de Santiago Segura. Barcelona : Robinbook, 2010.
Montero Plata, Laura. El mundo
invisible de Hayo Miyasaki. 3ra. ed. Palma de Mallorca : Dolmen, 2013.
Okakura, Kakuzo. El libro del té. Tr.
Ángel Samblancat. Ilus. Ana Pániker. 2da. ed. Barcelona : Kairós, 1981.
Robles, Manuel. Antología del Studio
Ghibli. De Nausicaä a Mononoke. Volumen I. España : Asociación del cómic
japonés, 2010. (Manga Book).
Diccionario de japonés antiguo (Iwanami Kogo
Jiten) autor Susumo Ono
Alaluf, Alejandro. Akira + Totoro: a
tres décadas de la cumbre de la animación japonesa. Lunes 16 de julio de 2018.
Espinof. Mi vecino Totoro, de Hayao
Miyasaki, 10 de febrero de 2016. espinof.com/tag/mi-vecino-totoro
Saito, Keiko Elena. Arquitectura y
ambiente. Una mirada renovada sobre los conceptos Ku, Oku y Ma. Universidad
Nacional de Tucumán
Wilford, Lauren. “Hacia un verdadero cine para niños: en ´My
Neighbor Totoro´” Muro brillante/ Cuarto oscuro marzo de 2017
Fava, Paolo y Morales, Patricia.
Nueve misterios del universo Miyasaki que sí tienen explicación y uno que no.
En la jungla. 5 de enero de 2016.
Entrevista a Hayo Miyasaki. Buenos
Aires: Inrockuptibles, 22/09/14
Suplemento Radar 12-04-15 N° 969 Año
18 El último vuelo. Por Marcelo Figueras. P.4-7
Roger Ebert Chicago Sun-Times
rogerebert.com/rewiews/great-movie-my-neighbor-totoro-1993
Twose, Pablo y Pancorbo, María. La
tensión del vacío. (Sobre una conferencia de Kengo Kuma en Barcelona, el 5 de
noviembre de 2009. blog www.engawa.es
Hola Nihon https://www.holanihon.com
Animerica https://www.animerica-mag.com