Desde ahora y para siempre, una película de John Huston sobre Los muertos, el cuento de James Joyce

CINE Y LITERATURA
Desde ahora y para siempre, una película de John Huston sobre Los muertos, el cuento de James Joyce

Por Elisa Boland

Desde ahora y para siempre John Huston película


Huston filmó 38 películas y la mayoría de ellas se basaron en relatos literarios como el caso que nos ocupa en esta nota. En su producción el vínculo entre cine y literatura ha sido muy estrecho. John Marcellus Huston nació el 5 de agosto de 1906 en Nevada (Missouri, Estados Unidos), hijo del prestigioso actor, Walter Huston y de la periodista Rhea Gore, padre de la reconocida actriz Anjélica Huston. Desarrolló una fructífera carrera en el mundo de Hollywood y entre sus películas se cuentan El halcón maltés (1941); Moby Dick (1956); La noche de la iguana (1964); Bajo el volcán (1984), o Los muertos (1987), entre otros títulos.

La última película que dirigió John Huston fue The Dead -Desde ahora y para siempre, según se la conoció en la Argentina- sobre el cuento de James Joyce Los muertos. Sin duda, ambas expresiones artísticas merecen atesorarse y aunque pase el tiempo, serán recordadas entre las pocas películas y relatos literarios que se cuentan con los dedos de una mano, por su calidad artística.

La lectura del cuento es una experiencia maravillosa, por la riqueza que aporta a la gran literatura el autor irlandés, por cómo logra con maestría y a través de una historia tan cotidiana y costumbrista provocar una revelación tal de sentimientos humanos que trascienden lo personal, lo que Joyce denomina una epifanía, una manifestación repentina del espíritu, y que tanto sacude al protagonista como al lector. Como dice Borges sobre el mismo tema: “en un día del hombre están todos los días”.

La historia, recordemos, transcurre en Dublín, “en la oscura y aristocrática casa” de las señoritas Morkan, Miss Kate, Miss Julia y la sobrina Mary Jane. Las tres esperan ansiosamente la llegada del sobrino, Gabriel Monroy, casado con Gretta, para celebrar la Navidad. Como todos los años, este acontecimiento reúne a familiares, viejos amigos, alumnas de piano de Mary Jane, integrantes del coro que dirigía Julia o alumnas de Kate. Una cena tradicional, donde música, canciones, baile y el recitado de poemas acompañan la típica velada, pero también son desencadenantes de las emociones contenidas de los personajes. Gretta, había vivido en Galway, donde dejó a su joven enamorado Michel Furley, muerto a los diecisiete años. Recuerdo íntimamente guardado que se despertará en Gretta cuando al final de la fiesta entonen La joven de Aughrin, canción que le cantaba su amado. Este recuerdo desencadenará la epifanía de Gabriel, al revelársele el sentimiento profundo de su mujer hacia otro hombre, y pensará “mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida.”

Huston, logra captar con sutileza el espíritu del cuento y transponerlo al lenguaje cinematográfico, pasar del lenguaje escrito del cuento al lenguaje audiovisual de la película, con algunos pequeños cambios, pero sin traicionar el genio del escritor. A través del análisis de Los muertos se puede verificar la fidelidad de una obra con su fuente, ya que Huston como director ha sabido contar muy bien esta historia de Joyce y sugerir la emoción que sobrevuela todo el cuento.

¿Qué relación tenía el director con la obra de Joyce? Sin duda, para la comprensión de la cinematografía de John Huston, sobre todo su producción final, es muy importante tener en cuenta su intensa vinculación con Irlanda, su país de adopción. Aunque su padre había nacido en Canadá, desde pequeño respiró las tradiciones de sus ancestros irlandeses y siempre tuvo a la rebelde república en su horizonte. Hastiado de la persecución macartista en Estados Unidos, en 1952 se instala por largo tiempo en Irlanda, y tres años después compra una antigua mansión en la ciudad de Galway, en la costa occidental, que convierte en su hogar permanente hasta 1972. Allí crecieron sus hijos Anjélica y Tony, quienes serían actriz y guionista de The Dead. En 1968 obtuvo la ciudadanía de ese país, aunque en sus últimos años fijó su residencia en México.

Esta pasión hacia la tierra de sus antepasados se vio reforzada por la lectura temprana del Ulises: su madre le había regalado una edición clandestina de la novela de Joyce, cuando John tenía quince años. Desde entonces, la lectura de la obra de Joyce lo acompañó siempre, y por fin logró transponer a la pantalla Los muertos, el último de los quince cuentos que integran Dublineses. Deseo que se concretará poco tiempo antes de su muerte, acontecida el 28 de agosto de 1987, dos días antes del estreno mundial de la película en el festival de Venecia.
John Huston había visto la posibilidad de hacer una película sobre Los muertos por primera vez
en 1956, pero fue treinta años después cuando encontró la disposición de los productores para
apoyar el proyecto y concretar su sueño.

Seguramente el resultado habría sido otro de haberlo realizado en 1956. Como reconocen los críticos, si bien en su estilo se distinguió tempranamente su exquisita fluidez visual, producto de una combinación de sutiles movimientos de cámara, precisos encuadres y un impecable montaje, que le permitieron encauzar huidizos relatos, la madurez narrativa la alcanzaría hacia el final de su filmografía.

No sólo por su formación profesional, Huston pudo articular el relato en comunión con el espíritu del cuento de Joyce. Huston compartió la misma experiencia de vida que los asistentes al baile en el cuento y que Joyce en su vida. Cuento, película, vida del escritor y del director comparten lo temporal y espacial de un país como Irlanda, cargado de pesadumbre por la presencia y ausencia de los antepasados, los muertos. Como se ha dicho, Huston buscó en tierras irlandesas el reencuentro con sus raíces y vivió en Galway el mismo sitio en donde vivió Gretta la esposa de Gabriel en el cuento, pero además, trasciende la ficción ya que ambos personajes representan una experiencia vivida por Joyce y su esposa. Las acciones y los pensamientos de los personajes se encuentran atravesados siempre por el mismo tema: la añoranza por un tiempo pasado mejor e imposible de recuperar, desplegada en la diferencia topográfica entre el Este y el Oeste.

Una vez abandonada la residencia de Galway, Huston reconoció la nostalgia por esa tierra: “Irlanda es mi auténtico hogar. Siento haber dejado mi casa de allí. Me gustaba la sinceridad y ese cierto matiz poético de la gente del campo. Muy a menudo me da un vuelco el corazón cuando pienso en aquella casa y en Irlanda.”

John Huston al dirigir la película le da un protagonismo mayor al personaje de Gretta y en lugar de la voz de un narrador en tercera persona como en el cuento, en la película utiliza la voz en off de Gabriel para conocer sus pensamientos, lo que logra darle un carácter trascendente a la epifanía de Gabriel. Con esa revelación la película se apaga, ya no hay nada que añadir, sólo queda universalizar el sentido del relato, apelando a la música: se escucha un solo de arpa, la misma música con que se abría el relato, repleto de melancolía.


Bibliografía de consulta:
-Babino, Ernesto. “John Huston: una mirada sobre Los muertos, de Joyce.” En: Itinerarios,
revista de literatura y artes. Director Hugo F. Bauzá. Buenos Aires: Eudeba, 2003.
-Borges, Jorge Luis. James Joyce. En: Elogio de la sombra. Buenos Aires: Emecé, 1969.
-Joyce, James. Dublineses. Buenos Aires: Alianza, 1997.
-Joyce, James. Gente de Dublín. Buenos Aires: Fabril, 1972.

*Publicado en The Shouthern Cross. Buenos Aires, junio 2008, p. 9.