Bohumil Hrabal


Lidice, un pueblo entre la literatura y la historia


El gran Bohumil Hrabal en la Casa del Lector - hoyesarte.com
Foto Bohumil Hrabal

Bohumil Hrabal es un autor checo que me gusta mucho y hace años que lo leo. Cada vez que
salgo a la búsqueda de un libro suyo y lo encuentro me pongo contenta y aunque no sea la
mejor traducción al español, lo leo, porque me interesa como escritor, cómo cuenta, me sorprende y ya es mi familia.

A fines de octubre de este año (2019) leí en Yo que he servido al rey de Inglaterra -novela que
transcurre en la época de la ocupación nazi a Checoslovaquia- un episodio, breve, que me
conmovió especialmente. Se trata del momento en que el joven protagonista sale de la cárcel
después de haber sido detenido por los alemanes y en la puerta se encuentra con un asesino
que había cumplido su condena.

El hombre le pide que lo acompañe de vuelta a su pueblo para ver a su madre. El pueblo era
Lidice, lugar desconocido para mí hasta ese instante. Se cuenta todo lo que ambos deben
atravesar para llegar hasta allí y descubrir que ha sido arrasado por los nazis. El encierro y
ocultamiento no le había permitido siquiera enterarse de la destrucción. Sólo encuentra en
pie el tronco de un nogal que estaba en el patio de su casa y había servido para colgar a “la
resistencia”. Por supuesto, con estas palabras sólo hago un breve relato de los hechos, sin la
emoción desgarradora que surge de la lectura de la novela, porque es escueto con las
emociones.

Días después, se publicó en Página /12 una entrevista a Jaqueline Gies, nieta de un oficial nazi
que estaba de visita en la Argentina para realizar actividades con familiares de genocidas y
sobrevivientes del Holocausto. La leí con interés sin imaginarme la historia que encontraría.
Lidice, el nombre del pueblo que conocí por la novela de Hrabal, volvía a aparecer en mi vida
cotidiana para recuperar información del responsable de aquella destrucción. Y aunque, el
relato de Hrabal ya me había contado todo lo que debía saber a través de una historia mínima,
y con maestría literaria, me llenó de estupor la coincidencia al descubrir que el responsable de
aquellos crímenes había sido el abuelo de Jaqueline Gies.

Roberto Gies planificó y ordenó el exterminio implementado por los nazis en Checoslovaquia,
pero nunca fue condenado por sus crímenes. "No puedo vengar los crímenes de mi abuelo.
Pero puedo mantener viva la memoria y revelar la verdad", dice ella. Primero acompañó a su
padre en esa búsqueda y luego continuó ella misma. Su abuelo logró huir, esconderse y hasta
ocupar un cargo como funcionario en Alemania Occidental. “No puedo pedir perdón porque
esos crímenes no se pueden perdonar”, dice ahora, pero quiere mantener viva la memoria.



Bohumil Hrabal. Yo que he servido al rey de Inglaterra. Barcelona : Destino, 1989. (Áncora y Delfín, 633).

La historia de Jacqueline Gies, nieta de un oficial nazi. Entrevista por Victoria Ginzberg.

Página/12| 09-noviembre de 2019.