Adelia Prado (Divinópolis, Minas Gerais, 1935)
Dolores
Hoy me dio tristeza,
sufrí tres tipos de miedo
no soy más joven.
Discutí política, feminismo,
la pertinencia de la reforma penal,
pero al fin de estos asuntos
sacaba de mi bolso un pedacito de espejo,
y se me llenaban los ojos de lágrimas:
no soy más joven.
Las ciencias no me dieron socorro
ni tengo por definitivo consuelo
el respeto de los muchachos.
Fui hacia el Libro Sagrado
a buscar perdón para mi carne soberbia
y ahí estaba escrito:
“fue por la fe que también Sara, a pesar de su edad avanzada,
se volvió capaz de tener descendencia”...
Si alguien, insistí todavía, me fijara
en un cuadro, en un poema...
y fueran objeto de belleza mis músculos fláccidos...
Pero no quiero. Exijo la suerte común de las mujeres con sus baldes,
de las que jamás verán su nombre impreso y no obstante
sustentan los pilares del mundo, porque incluso viudas dignas
no rehúsan casamiento, antes bien creen que el sexo es agradable,
condición para la normal alegría de anudar una cinta en el cabello
y barrer la casa de mañana.
PRIMERA INFANCIA
Era rosa, era malva, era leche,
las amigas de mi madre
vaticinando:
va a ser muy feliz, va a ser
famosa.
bendígate la cruz, en el oído,
en la frente.
Sobre tu boca y tus ojos
el nombre de la Trinidad te
proteja.
Bordados en el vestidito:
navíos.
Todos a la vela. El viaje que yo
haría
alrededor de mí.
Del libro El corazón
disparado. Traducción del portugués por Claudia Schvartz y Fernando Noy. Buenos
Aires : Leviatán, 1994.
Nueva edición: Adélia Prado.
Poesía reunida. Traducción de José Ioskyn. Buenos Aires :
Griselda García, 2019.
Griselda García, 2019.
*En la edición de 1994, con
Traducción de Fernando Noy, Claudia Schvartz comenta que “Batato Barea recitó sus poemas junto a
los de Alfonsina, Marosa DiGiorgio y Alejandra Pizarnik, en los escenarios del
Parakultural y el Rojas y proyectaba un espectáculo exclusivamente con poemas
de Adelia, que se llamaría El Prado de Adelia, como titulamos este prólogo, a
modo de homenaje”.
*Gracias a los videos de esos
espectáculos que vi en el museo de Batato y con la guía Seedy González Paz
conocí la poesía de Adelia Prado, y se lo agradezco siempre.