El corazón de un perro
Lolabelle, una rat terrier de ojos saltones que murió
en 2011, era una perra especial, que inspiró El corazón de un perro y
el documental Heart of a dog, que se estrenó en 2015, compitió por el León de
Oro en Venecia y fue celebrado por la crítica en cada uno de los festivales en
los que se exhibió. Lolabelle vivía en un hogar de artistas, el de Laurie
Anderson y su esposo, el músico Lou Reed (1942-2012), a quien está dedicado el
libro.
Lou cruza por mi mente a cada momento. Después de un año
y medio aún espero que llame y a veces, repentinamente, lo hace, y recuerdo
entonces alguna de sus frases, palabras casuales o canciones que escribió.
Recuerdo también tres reglas que alcanzamos, reglas de vida. Y voy a decirles
cuáles son, son muy sencillas. Y ya que las cosas ocurren tan rápido,
siempre es bueno tener algunas, digamos, máximas en los cuales apoyarse.
El primero es: No temas a nadie. ¿Puedes imaginar tu vida
sin temerle a nadie? Segundo: Consíguete un buen detector de estupidez. Y
tercero: Sé bondadoso, bondadoso de verdad. Y con esas tres cosas, no
necesitaremos más.
Como en el libro, en el documental, la artista entreteje recuerdos de la niñez, video-diarios y reflexiones acerca de la muerte de su esposo Lou Reed, su madre y su adorada perra, Lolabelle. Escribe y dice:
“Y me llevó tanto tiempo entenderlo, porque la muerte
casi siempre se trata de culpa o remordimientos. ‘¿Por qué no la llamé? ¿Por
qué no dije eso?’ Se trata más de vos que de la persona que murió. Pero
finalmente lo vi –confiesa Anderson–. La conexión entre el amor y la muerte. Y
que el propósito de la muerte es liberar el amor”.
*
“De chica, yo era una
especie de adoradora del cielo. Era el medio oeste, y el cielo era tan inmenso,
era casi todo el mundo. Yo sabía que había venido de ahí y que, algún día, iba
a volver. ¿Para qué son los días? Para despertarnos, para ponerlos entre noches
sin fin. ¿Para qué son las noches? Para atravesar el tiempo hacia otro mundo.”
*
“Algunos entrenadores de perros dicen que para entender a tu
raza de perro, tenés que imaginar cómo sonarían sus voces, y qué te dirían
cuando les das una orden. Si le das una orden a un ovejero alemán va a
responder, "Si, jefe, no hay problema, ya está hecho". Dale una orden
a un caniche y sería, "Por favor quereme. Voy a hacer cualquier cosa si me
querés". Pero le das una orden a un terrier y es, "Eh, ¿me voy a
divertir? Porque si no me voy a divertir, no me interesa".
*
“Despréndete de las cosas que dejaste. ¿Podría haber hecho eso? ¿Podría haber dicho eso? Los miedos lejanos de la infancia. La falta de un yo sólido. El recuerdo de tu propia felicidad. El recuerdo de tu propia felicidad atrapado en tu flujo de pensamientos. Despiértate. Despiértate. Los relojes se pararon. Una vez te pusiste eso. Una vez hiciste eso. Todo lo que sabías acerca del tiempo. Deslizándose, repitiéndose. No tengas miedo. Como todas las mañanas. Acepta esto. Deja atrás la agresión. Deja atrás la pasión. Acepta esto”.
Documental, libro y
performance.
En 2017, visitó Buenos Aires para presentar su espectáculo en el Teatro Ópera. A propósito, escribió Silvina Friera en Página/12 “la artista propone aquí un diario íntimo, un poema narrativo, un ensayo filosófico acerca del dolor, una nouvelle metafísica. Algunos artistas –los mejores– no le tienen miedo a la emoción” –sostiene Friera y agrega “Laurie Anderson pertenece a esta tribu que puede experimentar con el amor, con el dolor y con la muerte, exponiendo los sentimientos sobre la vida y las pérdidas desde una perspectiva budista, como si fundara un sistema de creencias sobre la intimidad en el que no hay certezas absolutas.”
Laurie Anderson es música,
poeta, performer, artista… ¿Cómo
describir su arte? Podríamos decir que su trabajo se centra en la sonoridad,
generada con instrumentos musicales y tecnología, con melodías sencillas y la
cadencia de la voz hablada contando historias. Su voz es un objeto sonoro más
que nos convoca a estar atentos a cada palabra y a cada pausa, para hacer esos
pasajes sutiles que propone, entre fragmentos de historias y canciones. Sin
duda, una atmósfera perfecta para la performance poética que logra cada vez que
se presenta. Con su trabajo, Anderson hace posibles nuevos territorios
dramáticos y abre con ellos nuevas experiencias estéticas para los espectadores.
Los textos pertenecen al libro citado de Laurie Anderson: El corazón de un perro. Edición bilingüe. Traducción Patricio Grinberg. Paraguay : Bikini Ninja, 2017.